La forma de interaccionar con los demás puede convertirse en una fuente de estrés. Entrenando o mejorando nuestras habilidades sociales, en concreto, la asertividad, podremos reducirlo, encontrando un equilibrio a la hora de relacionarnos con nuestros semejantes, sin agredir o ser agredido. Un medio para hacer saber lo que nos molesta y lo que necesitamos.
Una capacidad especialmente importante para los enfermos crónicos a la hora de dialogar con los profesionales de la salud o hacer valer nuestro punto de vista como pacientes. También a la hora de comunicarnos con familiares y amigos y expresar lo que sentimos o necesitamos debido a la enfermedad que se padece.
El desarrollo de esta capacidad ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de la depresión y de la ansiedad derivadas de algunas relaciones interpersonales. Aumentando, por tanto, el nivel de relajación.
Las habilidades sociales son un conjunto de hábitos
(conductas, pensamientos y emociones) que aumentan
nuestras posibilidades de:
•mantener relaciones satisfactorias.
•sentirnos bien.
•obtener lo que queremos.
•conseguir que los demás no nos impidan lograr
nuestros objetivos.
Técnicas para hacer frente a las críticas o comentarios molestos
1– Cuando recibamos una crítica, hemos de escuchar. Si tenemos dudas, pedir que nos aclaren lo que están explicando. Reconocer los aspectos con los que se está de acuerdo y manifestar tu desacuerdo con los puntos concretos de la crítica, aunque reconociendo el derecho de la otra persona a tener una opinión diferente o alternativa a la nuestra.
2– Al recibir una crítica, podemos solicitar que nos aporten más información, más detalles. Se busca así una mayor información y evitar discusiones.
Ejemplo:
<< Has sido muy estricto con tu hermana, y ahora se siente dolida.>>
<< ¿En qué aspectos he sido estricto?>>
Así, podremos analizar qué hemos hecho, por qué nos hacen la crítica y cómo responder a las personas que la hacen, sabiendo actuar mejor en esas situaciones.
3– Cuando la crítica expuesta es injusta, podemos “aliarnos” con la persona que la manifiesta, haciendo comentarios exagerados que parecerán que das a entender tu acuerdo.
Ejemplo:
A) << Vaya lío que has organizado>>
<< ¡Claro, si es que soy un desastre! ¿No hago nada bien?>>
B) <<Qué mal te queda esa camiseta.>>
<< Es verdad. Es horrorosa y que queda de pena. Pero me la seguiré poniendo porque a mí me encanta.>>
4– En ocasiones las críticas tiene parte de verdad y hemos de reconocerlo o disculparte si fuese necesario. Requiere valor y fortaleza por nuestra parte. Además, hemos podido ocasionar un daño a la otra persona que deberemos reparar en la medida de lo posible. Además se debe dejar clara, la diferenciación entre unas malas palabras o un error por nuestra parte y que se nos tache de ser buenas o malas personas.
Ejemplo: << Me he equivocado, lo reconozco. Pero, sabes que normalmente no actúo así.>>
5– Podemos optar por la “indiferencia” ante críticas muy molestas o que tratan de dañarnos. Actuando como si no lo hubiéramos escuchado. Es complicado ser capaz de aguantar la presión, pues es posible que insistan, repitan el mensaje… en ese caso deberemos de contestar con un simple << Ya, ya.>> o <<¿Qué? Ah, sí.>>. Habitualmente, la otra persona desiste en su actitud crítica al percatarse de nuestra indiferencia.
6– Ante este tipo de situaciones no nos sentimos cómodos, nos tensamos y se complica que podamos responder como corresponde en cada caso. Por ello, los ejercicios de relajación son una opción para practicar habitualmente, ,lo que nos ayudará cuando se den estas situaciones de críticas. Una segunda opción es prepararnos mentalmente para determinadas frases o contextos que se nos puede presentar o practicar con ejemplos pasados en los que no actuamos de manera asertiva o nos vinimos abajo.
7– Es importante el desarrollo de un lenguaje corporal adecuado, que acentúe nuestro mensaje y complemente la comunicación con la otra persona.
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Mantenga contacto ocular con su interlocutor. No bajar la vista o mirar hacia otro lado.
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Mantenga el cuerpo erguido.
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Hable de forma clara y firme.
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No hable en tono de lamento ni en forma apologista.
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Para dar mayor énfasis a sus palabras, utilice los gestos y expresiones del rostro, pero no en exceso, ya que podría transmitir agitación o contagiar nerviosismo.
8– A la hora de responder, debemos estar tranquilos, para que nuestro estado de ánimo, posiblemente alterado, altere a su vez nuestra opinión o manera de explicarnos. Es importante aplazar la citada respuesta hasta que nos encontremos calmados y capaces de hablar apropiadamente. De la misma manera, sea aplazará la conversación si la persona que nos habla parece enfadado o muy sensible, sin atender a la razón que haya causado su estado emocional o entrometerse.
Ejemplo: << Hablamos de un tema problemático entre nosotros. Sería mejor que lo tratásemos mañana.>>
<< Estamos cansados, la discusión se nos puede ir de las manos. No quiero decirte algo que lamente mañana. Quizás no sea tan importante como para enfadarnos.>>
9– Otras estrategias pueden ser:
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Desplazar el foco de atención haciendo ver cómo nos sentimos.
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Responder positivamente a la crítica hostil.
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Aparentar ceder terreno sin cambiar la postura.
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Repetir su punto de vista con tranquilidad, sin dejarse influenciar por aspectos irrelevantes.