Una de las experiencias más difíciles para unos padres es afrontar que su hijo padece una enfermedad. En este caso hablamos de enfermedades crónicas con las que se puede convivir, aunque no resta dureza a la situación que han de vivir. Los sentimientos que les caracterizan y acompañan a flor de piel, son los de impotencia y pena. Se desmoronan los planes de futuro o las expectativas que podían haber creado para con su hijo o su familia. En muchos casos, la dolencia conlleva un deterioro físico o cognitivo, o incluso una discapacidad, lo que entorpecerá aún más, en un principio, la aceptación de los padres y el no entendimiento del niño.
Lo descrito, son aspectos que influirán en la vida cotidiana de la familia pudiendo generar conflictos, discusiones o tensiones, entre padres e hijos. Se pueden plantear, incluso, perspectivas o actitudes diferentes ante la enfermedad, entre la madre y el padre, o entre los padres y los hijos. Por ello la información y la comprensión sobre la enfermedad es vital y capacitante para unos padres que deberán sentir el control de nuevo, sobre su familia, sobre ellos mismos. Asumir los cambios que se van a producir y seguir llevando el timón, son tareas complicadas, que en muchos casos requieren de ayuda especializada, de orientación o apoyo psicológico.
Por ello, hoy os queremos presentar el «semáforo del afrontamiento», con algunas pautas para padres, que mejoren esos momentos, y con ello su calidad de vida y la de sus hijos. Porque a veces, la enfermedad, emborrona momentos importantes y debemos tener claro, cómo actuar, cómo hablar con los más pequeños, y seguir adelante.
Me ha flipado tu texto. Hace por lo menos 4 meses que padezco lo mismo.
Gracias.
Gracias por compartir tu testimonio. Un saludo!