La ansiedad es un estado de inquietud, de excitación que nos provoca inseguridad, es decir, muchos nervios. Algunos de los aspectos más desagradables de la ansiedad son la preocupación, la incertidumbre, la impaciencia, y se muestra en nuestro cuerpo, a través de pensamientos obsesivos, a los que damos vueltas una y otra vez, las actitud negativa, o toma de decisiones impulsiva. Y, como una pescadilla que se muerde la cola, nos ponemos aún más nerviosos.
¿Cómo pacientes cuándo nos ponemos nerviosos?
□ cuando notamos un síntoma que no controlamos, un síntoma nuevo
□ cuando nos recetan un nuevo medicamento
□ ante los efectos secundarios de los fármacos
□ cuando tengo que hablar con el médico o especialista
□ cuando me van a realizar una prueba o una intervención quirúrjica
□ cuando sobreviene un cambio
□ cuando desconocemos aspectos sobre nuestra enfermedad
□ … y en muchas otras circunstancias que vosotros estáis pensando ahora mismo …
¿Qué sentimos?
□ me cuesta respirar
□ me tiemblan las manos
□ el corazón va muy deprisa
□ me duele el estómago
□ los músculos de mi cuerpo se tensan
□ no pienso con claridad
□ no dejo de sudar
□ me acaloro
□ A consecuencia de este estado nos angustiamos, enfadamos y eso nos puede causar malestar con las personas de nuestro entorno. También nos sentimos tristes o desilusionados o impotentes.
¿Qué debemos hacer cuando estemos nerviosos?
□ Una de las mejores opciones para estos casos es aprender a respirar. Son ejercicios que podemos ensayar anticipándonos a esas situaciones que nos generan los nervios, y entrenar, para ser capaces de rebajar el nivel de ansiedad, evitando así, que afecte a nuestra salud y controle nuestras vidas.